¿Pueden los cipreses frenar los incendios forestales?
Lo que muestran los estudios y los casos reales sobre su resistencia al fuego.
Cada año nuestro país revive la misma pesadilla: los incendios forestales. Las imágenes de incendios activos en España llenan telediarios y redes sociales, mostrando llamas que devoran campos, bosques y, a veces, viviendas. El fuego avanza rápido, impulsado por el viento y la sequía, y la sensación de impotencia es abrumadora. En este contexto surge una pregunta que cada vez se escucha más entre expertos y propietarios de fincas: ¿pueden los cipreses frenar los incendios forestales?.
En medio de esta batalla constante, la prevención es clave. Y entre las distintas opciones que se estudian, hay especies arbóreas que han despertado el interés de investigadores y técnicos forestales, como el ciprés, muy apreciado tanto por su valor ornamental como por sus posibles propiedades frente al fuego.
Un árbol con polémica
Su papel frente al fuego no está exento de debate. Hay quienes dicen que confiar en una planta para frenar las llamas es un error: toda vegetación arde. Y es verdad que ningún árbol es infalible. Sin embargo, estudios y experiencias reales, como el hallazgo en 2012 de una parcela de cipreses intacta tras el incendio de Andilla, en Valencia, han aportado datos muy reveladores. En aquel siniestro, que arrasó miles de hectáreas, solo un 1,27 % de los ejemplares se quemó, mientras que la vegetación circundante quedó calcinada.
Investigaciones posteriores, publicadas en la revista Journal of Environmental Management tras tres años de análisis, confirmaron que los cipreses pueden tardar en arder entre 1,5 y 7 veces más que especies mediterráneas como el pino, el enebro o la encina. Su alto contenido de humedad —entre el 84 % y el 96 %— retrasa la ignición, y su copa compacta, junto con la caída natural de ramas muertas y la escasa resina inflamable, contribuyen a frenar la propagación del fuego.
Lo que dicen los casos reales
El ejemplo de Andilla se suma a otros incendios mediterráneos donde grupos de cipreses han actuado como barreras naturales, ralentizando el avance de las llamas. Eso sí, los expertos advierten que estos resultados se obtienen con cipreses que crecen libremente, sin podas intensas que acumulen material seco en el interior, y que se integran dentro de una estrategia de prevención más amplia.
Si se mantienen de forma adecuada, los cipreses no solo cumplen una función práctica, sino que también aportan un valor estético importante, creando espacios verdes elegantes y duraderos.
Más que un cortafuegos
Además de sus propiedades frente al fuego, el ciprés es resistente, longevo y de bajo mantenimiento. Su porte vertical y su color intenso lo convierten en un elemento paisajístico muy valorado en jardines, caminos y fincas.
En un país donde cada verano el fuego es una amenaza, incluir especies con estas características en el paisaje puede aportar un valor añadido, tanto estético como funcional, y abrir la puerta a nuevas estrategias de gestión del territorio que combinen belleza y prevención.
Para más información sobre cipreses, su mantenimiento o plantación, consulta: viverosmorenoplant.com